Tomando como referencia las grabaciones realizadas por el colectivo Sound Readers en su proyecto “Matadero Memoria Aural” hemos podido analizar la relación entre los vecinos y trabajadores del barrio y Matadero. Las entrevistas realizadas nos han permitido conocer cómo perciben y viven el barrio sus propios habitantes y además tener un visión de lo que suponía la vida alrededor de un centro como Matadero. En la mayoría de las entrevistas Matadero se presenta principalmente como un lugar de concentración de trabajadores y de actividad económica dentro de un conjunto de lugares laborales y de restauración con estrecha relación con los mismos (restaurantes, cafeterías, bares,…).
Analizando las grabaciones algunos vecinos tienen una memoria de lo que era el barrio antes del proceso de urbanización. Se tiene una idea del barrio como un pueblo, una memoria de barrio que dibuja un imaginario espacial concreto, es decir, lo que es propio y lo que está más alejado, las fronteras en forma de edificios y calles donde acaba lo que se considera parte de lo cotidiano, los lugares vinculados a la emoción y el simbolismo (una calle, una plaza, en lugar de vida, la casa, el bar, el lugar de trabajo en los casos de empleados de bares y restaurantes, los lugares donde estaba tal o cual colectivo, donde paraban los camiones,…). Todo ello no sólo dibuja un lugar de hábitat sino un espacio relacionado con el trabajo, el propio y el ajeno, dado que se mantienen recuerdos de industrias, empresas, centros de trabajo (donde Matadero es uno más). Esto va creando una memoria de barrio obrero, por la propia condición del que lo vive como por la percepción diaria de la vida cotidiana. Se vincula el barrio a la industria y también al ocio en los lugares de restauración. Precisamente uno de los entrevistados es dueño de un bar mítico del barrio que ha sido un negocio familiar durante años.
Esa memoria obrera se vincula a los cambios urbanos del barrio. El espacio concebido desde la administración y los cambios laborales han provocado que “la vida de Legazpi haya desaparecido por completo” (afirmación de uno de los entrevistados por SoundReaders) con el fin de los lugares de trabajo (Mercado de frutas y Matadero). Mercado de verduras y frutas, Plaza de Legazpi. Foto: abc.es
Interior del mercado de frutas en 2012. Foto: El País, “La reforma que no fue en Legazpi“
Esto no sólo supone un cambio en el aspecto físico del barrio sino también en la vida cotidiana de sus habitantes que ven como la actividad y las prácticas espaciales se han desplazado a otros lugares, como puede ser el Paseo de la Chopera y no la Plaza de Legazpi. La Plaza de Legazpi aparece como un frontera dentro de un imaginario espacial concreto, se recuerda más la actividad del Mercado de frutas y menos la del Matadero, el cual estaba “mucho más allá”. El barrio queda delimitado para algunos vecinos, especialmente para aquellos que han desarrollado su vida en la Plaza de Legazpi, entre ésta misma y la Plaza de la Beata.
El Matadero y al fondo el barrio de Legazpi, “mucho más allá”. Foto: memoriademadrid.es
Otros vecinos aparecen por la propia actividad de la zona, es decir, aparecen nuevos habitantes ligados a la familias de los trabajadores de Matadero (familias de los matarifes por ejemplo). Estos recuerdan el barrio antes de la urbanización como los vecinos autóctonos, recuerdan los lugares de chabolas, los espacios de ocio (muchos de ellos llegan como niños). Estos habitantes ligados por familia y profesión de sus padres al Matadero tienen una visión del espacio interior del mismo, de tal forma que pueden dar un nuevo imaginario espacial (las Naves, las Cámaras, la Torre del Reloj, las vías del tren,…). Por su propia doble condición interior y exterior se incorporan también a la idea de barrio obrero y asocian el declive del barrio al fin de la actividad industrial. Esta desaparición supone cambios morfológicos en el espacio concebido del barrio y cambios en la naturaleza sociológica del mismo con la aparición de viviendas de clase alta (calle Cobre, calle Hierro,…) Esto supone un cambio en la memoria colectiva del barrio vinculada a la identidad obrera. El abandono de los lugares de industrias supone un abandono de la zona y una depauperización.
Algunos vecinos recuerdan que el Semana Santa, el Viernes Santo, el Matadero se abría al público lo que suponía una incorporación espacial e imaginativa del mismo a la memoria del barrio provocando la creación de una comunidad o colectividad unida por el destino del lugar. El barrio daba sentido al Matadero y el Matadero al barrio, las industrias daban sentido a la zona. Desde la Comisión de Archivos se ha conseguido información y datos sobre la celebración de una comunión católica dentro del recinto de Matadero (ABC, 27/05/1960). Esto daría cuenta la vinculación existente entre la cotidianidad de los vecinos del barrio y el propio espacio, convertido en ese caso, en un lugar emblemático y especial donde incluso poder pasar una celebración tan importante para el pensamiento nacionalcatólico de la época dictatorial. Un acontecimiento del que seguro se reflexionará durante la realización de este proyecto.
Se tiene una memoria de la Guerra Civil compartida donde se recuerda a las familias que tuvieron que abandonar la zona durante la contienda y que posteriormente regresaron y poblaron de nuevo la zona de Legazpi y el paseo de la Chopera.
Núcleo de chabolas Jaime el Conquistador, Legazpi (1939-1957). Foto: urbancidades
Los trabajadores crearon una comunidad interior solidaria donde todos eran “una gran familia” y donde todos se conocían. Muchos trabajadores conocían el barrio por sus momentos de descanso y por el reparto de mercancías. La memoria de los trabajadores está asociada a elementos sensitivos claros como el peso de las piezas, el olor, el ruido,…
Todo esto va conformando una colectividad que identifica zonas propias y ajenas, zonas interiores y exteriores y va dando estructura a una idea de Lugar ligada a la experiencia personal. El barrio no es lo mismo para los trabajadores que para los vecinos, ni el Matadero es lo mismo para los vecinos que para los matarifes, pero todos juntos conforman una misma comunidad de memoria.
Texto por la Comisión Teoría